Los lunes
hago negocios
con la vida
travestida
en escarapelas
de algodón.
Mi bandera
es la cocina
de tu bacon, cabrón.
La madre no afloja
la paz se moja
le damos otra oportunidad al espíritu navideño
y nada.
Los dientes hincados
en el prostíbulo de tu corazón.
La alegría es esa cortina gris
que cuelga de tu corbata
y acobarda mi oficina
un lunes igual al otro
y al otro
a todos los lunes de mi vida.